"Te veré volver" o cómo no hacer un tributo
En esencia un tributo implica respeto hacia la figura homenajeada. Con más razón, si la decisión es ser parte de tal. Sin embargo, cuando las cosas se hacen con apuro, sin comprender el punto de vista del original, por el sólo hecho de "estar"; el fundamento del homenaje se desmorona.
Con algunas excepciones lo anteriormente expuesto se (re)sintió en el concierto/homenaje realizado el sábado en recuerdo de Gustavo Cerati por artistas chilenos. La jornada era "Te veré volver".
Transmitido por TVN en diferido -más o menos con una hora de diferencia respecto al show realizado en Movistar Arena-, la cita contó con una representación de 24 músicos. En cierta forma, algunos de ellos son lo que hoy llevan la batuta.
En su generalidad, este conjunto de nombres desarrolló una puesta en escena colmada de fallas de sonido, presencia y propuestas. En términos simples, y reiteramos con excepciones, lo mostrado por los músicos nacionales dejó bastante que desear en términos de una estética musical. Es decir, de un punto de vista consciente en torno a la figura recordada.
Asumiendo que Gustavo Cerati construyó melodías y atmósferas basadas en letras de carácter urbano; lo que replicaron los participantes la noche del sábado se limitó a reversionar sin brillo las apuestas originales.
FUERON MÁS ELLAS
Son éstos los solistas y bandas chilenas que deberían comenzar a entender que la música no se hace con la pinta, ni tampoco con un par de hits en la web. Ello no alcanza para completar dos horas de show, con una colección de canciones asumidas desde la ejecución y el copy paste. Lamentablemente, lo que le faltó a muchos fue el sentimiento que implica -en este caso- el discurso sonoro del músico argentino fallecido el 4 de septiembre pasado, a los 55 años. Ojo, alguien con más de tres décadas de carrera artística.
Y si de respeto se trata, lo planteado por Pablo Ilabaca con "Secuencia inicial", por ejemplo, fue un total despropósito. Leer la letra en el celular -por más que el switch y los tiros de cámara lo trataron de simular- evidencia la poca seriedad del histórico miembro de Chancho en Piedra. Esto, para asumir un compromiso que debió tomar desde la opción y no la obligación. Finalmente, no era necesario buscar figuración en este tributo televisado: sólo proyectar un cierto "cariño" por el discurso de Cerati.
Y así como Ilabaca sobró con esa actitud tan típica de "estar en todas", hubo algunos que lograron interpretar desde su esquina las composiciones del ex Soda Stereo. Vayan loas para los realizado por ellas, sobre todo.
Lo presentado por Camila Moreno ("Zoom") -claro que tiende a ser demasiado lineal en su apuesta- y María Colores ("Lisa") dio cuenta de una más consciente búsqueda de discurso, musicalización y atmósferas.
Lógicamente sus referentes pueden estar cerca en época de globalización, sin embargo, ellas no se limitaron a la música como una oportunidad, sino búsqueda.
De la generación mayor -¿qué se ganaba con ver a Lucybell haciendo canciones de Cerati como Lucybell?-, para destacar lo presentado por Álvaro y Gonzalo López. Plantearon una versión con propiedad y mirada de "Corazón delator". Se nota la experiencia, la carrera y dominio escénico del vocalista de Los Bunkers, pero acá sin asumir la banda. Están buscando un estilo y se agradece en medio de tanta cuestión mal reciclada o versiones para querer parecer cool. Fueron los casos de We Are The Grand ("Entre caníbales"), banda del tipo inflada por un sector que no tiene conocimiento ni sensibilidad musical. Peor aún, la pasada de Fernando Milagros. Hizo de "Raíz" un tema perdido en la bruma de aquellos cruces (sonoros) propios de los tiempos que corren. Pero este discurso también tiene un sentido más allá de máquinas y secuencias grabadas.
Si "Te veré volver" tenía la intención de ser un concierto y homenaje al argentino, la generalidad de los presentes sólo fue a tocar sus canciones como en una fogata, pero sin proponer nada. Quedó claro en los llamados al público tipo "dónde está ese ruido" o "vamos con las palmas" que suena a relleno. Se ocupan ciando no hay nada que decir.