Amistosos: una buena y una mala
La selección jugó dos encuentros amistosos con equipos sudamericanos que estarán en la Copa América, Venezuela y Uruguay, diametralmente distintos en su propuesta futbolística.
Es conocida la impronta del fútbol charrúa en pelotas detenidas y en la bravura de su juego, en tanto los venezolanos están en una transición dado su cambio de dirección técnica. El equipo no se ha acomodado a la nueva idea futbolística, algo que Chile supo aprovechar dominando gran parte del encuentro, lo que se materializó en un rotundo 5-0.
Con Uruguay la historia es distinta, ya que es conocida la viveza de su juego y que aprovechan cada oportunidad como la ocurrida antes del gol del empate. Lo preocupante es que Chile vuelve a tropezar con la misma piedra, o sea, cuando ocurre la falta de Medel, el jugador uruguayo magnifica, lo que origina la tarjeta amarilla para el chileno. Luego Cavani corre a molestar a Gary, pero haciendo creer que lo está calmando, éste reacciona y por poco Cavani logra su cometido, sacar de sí a Medel, quien habría recibido la segunda tarjeta amarilla y con ello la expulsión.
Durante este pequeño pero significativo momento, en que el juego está detenido, el equipo chileno baja las revoluciones, se desgasta en discusiones, se enfría y se desconcentra. Ante ello un equipo ducho en estas situaciones, logra empatar al finalizar el primer tiempo, un balde de agua fría para nuestros seleccionados que cabizbajos se retiran del césped del Monumental.
El segundo tiempo no es distinto. Uruguay le entrega la iniciativa al elenco nacional, que busca por todos lados vulnerar la portería de Muslera sin consistencia, mientras el visitante hace su negocio, esperando en su mitad, priorizando el juego fuerte y esperando una pelota en la salida que permita llegar al arco chileno. Lo anterior tiene la primera oportunidad, con la llegada de Cavani, quien entra solo por la derecha y desperdicia desviando el tiro, éste sería el primer aviso de lo que vendría más adelante cuando González anota el gol uruguayo que los pondría en inmejorable posición.
Después los charrúas manejarían la situación. La selección termina con más corazón que fútbol, con acciones individuales desesperadas y con cambios a última hora que no dan resultado. Para Chile, una buena y una mala con rivales muy distintos. Tenemos mucho que mejorar con equipos como Uruguay si queremos ganar la Copa América, como lo han declarado los jugadores de la selección. Uruguay ganó meritoriamente y sin apelación. Ojalá no sea un presagio de lo que ocurrirá el próximo año, cuando se dé el puntapié inicial de la Copa América. Que el partido nos sirva de lección y enmendemos el rumbo.