Nuestra marca-ciudad
El apelativo de "ciudad jardín" con que se renombra a Viña del Mar, sin duda abre un abanico de imágenes con que asociamos esas dos palabras: Reloj de flores, playa, verano, sol, y hasta la Quinta Vergara caben dentro del imaginario que despiertan tales palabras. "Ciudad jardín", es una clara marca-ciudad que caracteriza a Viña.
La interrogante que sigue resulta obvia. ¿Y nosotros? ¿Cuál es nuestra marca-ciudad?
El municipio penquista ha definido, tal vez por primera vez con tal precisión, los roles de Concepción. "Ciudad universitaria-cultural, ciudad prestadora de servicios, ciudad turística y ciudad deportiva". Expresamente ha evitado hacer prevalecer alguno de los roles señalados, aún a riesgo de debilitar la posibilidad de reforzar una "marca-ciudad" más nítida. Ello por dos razones: En primer lugar, porque concibe que el desarrollo de la ciudad se enraíza en forma equilibrada y armónica con esos 4 ejes, sin excepción.
En segundo lugar, porque como ciudad nos distingue otro elemento que es transversal a los 4 roles ya mencionados, pero que lamentablemente no tiene la "viveza" que el marketing moderno parece exigir.
La historia ha demostrado que Concepción se ha destruido, o al menos afectado severamente, cada 50 años. La serie de terremotos, algunos seguidos de tsunamis, e incluso las destrucciones de la ciudad hechas por los mapuche comandados por Lautaro, constituyen una larga seguidilla de catástrofes que Concepción, en su antiguo emplazamiento y también en el nuevo, ha debido enfrentar. Y a todos estos eventos de destrucción, ha sabido sobreponerse, con valentía y entereza, retomando el camino del desarrollo que el infortunio insistía en desviar.
En el libro "Historia de Concepción de Fernando Campos Harriet, se lee:" Concepción no ha tenido continuidad material. Mientras París ha tenido una catedral en 500 años, Concepción en la mitad de ese tiempo ha levantado siete.
¡Esa es nuestra marca-ciudad! Saber sobreponernos y empezar cada vez de nuevo. Una y otra vez.
Una ciudad que tiene la capacidad de reinventarse, volviendo las cosas a su orden, se le conoce como "ciudad resiliente". A todas luces una marca-ciudad poco competitiva, pero no menos profunda y trascendente. Así, cuando volvamos a caminar por el nuevo y flamante pavimento del paseo peatonal de nuestra ciudad, deteriorado por el terremoto del 27/F y que está impulsando la Municipalidad de Concepción, estaremos ejerciendo nuestra capacidad resiliente. Aunque lo más probable es que no lo notemos, en nuestro rápido y afanoso trajín diario.