Ciudades amigables
¿Qué es aquello que se compra caro, se ofrece por nada y con frecuencia se rechaza? La respuesta es: la experiencia de los viejos. Es una de las preguntas cruciales y útiles de reflexionar frente al cambio social en que estamos inmersos los chilenos: nuestro país envejece. Los mayores de 60 años somos el 15% de la población, 2.578.823 personas, superando en tres puntos la cifra que arrojó el censo del 2002.
Las comprobaciones empíricas abundan y empiezan por casa. Tarde o temprano llega la hora de decir adiós a la juventud. Que queda algo en el alma, claro que sirve, pero ahí están las rodillas, o la vista, o la memoria, para recordarnos que ya no somos jóvenes. Los mayores de 60 años seremos el 2020 tantos como los niños de 0 a 14 años. Jóvenes y adultos tendrán que vérselas en la nueva pirámide demográfica, que por cierto no será pirámide, sino algo así como un reloj de arena.
Las ciudades tienen que adecuarse a esta gran cantidad de personas que requieren o tienen necesidades específicas. Está la experiencia de otras ciudades del mundo y la forma como cumpliendo con convenios internacionales han logrado convertirse en ciudades amigables para las personas mayores. Zurich, Melbourne, Madrid, Copenhague, Estocolmo y nuestra vecina y encantadora Montevideo. En Chile, solo Victoria, provincia de Malleco, en la Región de la Araucanía ha suscrito estos convenios que estipulan las características que deben tener las ciudades y está actuando en consecuencia.
Es de esperar que el municipio penquista y sus urbanistas estén ya proyectando, trabajando y viendo las fórmulas para crear un hábitat integrador y accesible que fomente el envejecimiento activo. En Chile las personas mayores son en un 75% autovalentes y ése es un hecho central. Así y todo hay quienes tienen dificultades de movilidad, que hay que tener en cuenta.
Concepción tiene un clima frío y lluvioso, poco adecuado para los mayores, y tiene niveles de delincuencia que tampoco lo serían. Falta ampliar y emparejar las calles para no tropezarse y que los viejos se quiebren una cadera. El transporte tiene que ser expedito y accesible. Y un detalle: los semáforos, más largos para que los mayores podamos cruzar con tranquilidad.
Faltan museos, teatros, y bibliotecas, que son lugares que los grandes de la actualidad ocupan de manera preferente. No estoy diciendo que no hayan, solo que no están a la mano. También un cine arte, pequeño, cálido, acogedor, donde las buenas películas no estén un día, sino varios. Áreas verdes importantes y cercanas, por supuesto, que también son escasas. Iluminación moderna. Las librerías también son consideradas entre los infaltables de una ciudad apta para gente vieja. En todo Chile hay 80 librerías. Si las distribuimos por ciudades, la mayoría queda en las capitales de regiones. Concepción las tiene y buenas.
No estamos solos en todo caso, a muchos países es un tema que los tiene de cabeza. El mundo también envejece. En el 2050 unos dos mil millones de personas en el planeta tendrán más de 60 años.