50 años no es nada
La Presidenta Michelle Bachelet definió al Instituto de Chile como 'una tribuna para ampliar la mirada sobre las perspectivas de distintas disciplinas, pero también para ensanchar universos de conocimiento y colaboración'.
La cita es parte del mensaje que envió al presidente del Instituto, Dr. Rodolfo Armas Merino, con motivo de la celebración del cincuentenario del organismo. En la ceremonia, el propio Armas y el orador principal, el académico Agustín Squella coincidieron en destacar los logros del Instituto y sus expectativas para el futuro.
Dijo Armas:
'El Instituto y sus Academias han cumplido en agrupar a la elite intelectual y artística de la sociedad chilena. De hecho, entre nuestros miembros hay o ha habido 136 que han obtenidos Premios Nacionales de Historia; de Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Artes, Periodismo o Medicina...No creo que haya en el país otra institución que agrupe a tantas y tan diversas personas que han sido reconocidas por haber alcanzado la excelencia en sus quehaceres y que hayan servido a la Patria en tan encumbradas funciones'.
La conmemoración se efectuó en el Salón de Honor del Congreso Nacional, en Santiago ante unos 200 invitados, en su mayoría integrantes de las seis academias del Instituto. El maestro Juan Pablo Izquierdo, miembro honorario de la Academia de Bellas Artes, dirigió a la Orquesta de Cámara de Chile, que interpretó dos breves composiciones de dos académicos. El Himno Nacional con que se inició la sesión estuvo a cargo del coro de Madrigalistas, bajo la conducción de la profesora Ruth Godoy.
El profesor Agustín Squella entregó luego sus reflexiones sobre 'El Instituto de Chile y el desafío de responder a ese nombre'.
Fueron muchas las ideas que planteó, en una mezcla de humor y reflexión profunda antes de concluir: 'Somos sujetos que recorremos un laberinto, sin conocer la ruta de salida, y contando con que no hay nadie fuera del laberinto que pueda indicar cuáles son los pasos que tendríamos que dar para encontrar la salida. Solo la conversación puede ayudarnos a dar con la ruta adecuada que nos saque del laberinto, aunque no sería raro que, al hacerlo, nos enfrentemos a un nuevo laberinto.
'La conversación de la humanidad, así como la que a su medida mantiene nuestras academias, es una plática, un intercambio de palabras, y bien sabemos que es posible hacer cosas con palabras. Las palabras tanto describen e interpretan como conforman la realidad. …Por tanto, en la medida en que nos hacemos responsables de las palabras, nos hacemos también responsables de la realidad'.
Es la tarea para el próximo medio siglo.