Entre el mito y la realidad
ese hombre es mío, a medias pero mío, para siempre mío, ni te le acerques es mío
Aún cuando estas letras pueden marcar el inicio o término de una relación, favorecen a reestructurar negativamente la percepción de sanidad, validando el sufrimiento como símbolo de importancia en la relación y el mito de que a más amor mayor dolor.
He escuchado ideas como "no dejaré que todo sea tan fácil para él o ella, o está bien que le duela un poquito". Todas son creencias irracionales enmarcadas en una visión tóxica del amor.
Naturalmente, tanto las novelas como las canciones son una exacerbación de la realidad y de eso se trata la ficción, no obstante, personas con poca madurez hacen de sus vidas unas verdaderas representaciones artísticas pasando de la comedia al terror y sin publicidad.
Lo único cierto es que la mezcla entre dolor y posesión le absorberá su inteligencia, haciéndole justificar sus desastres en nombre del amor.
Nada tiene porqué ser así si usted pone en justo equilibrio el romanticismo de las canciones y las fantasías de las novelas.
Cuando usted acredite que el amor es una dimensión en la vida y no la vida en sí misma, sus conductas van a ser más leves y sensatas, movilizándose la misma energía a otras dimensiones tan importantes como lo son su vida personal, intelectual, física y espiritual.
Recuerde que la mítica historia "El niño que enloqueció de amor" de Baldomero Lillo es un extraordinario cuento que no tiene porqué hacer realidad.
Carola Navarrete Kelly,
psicóloga