Actos terroristas: impericias, contradicciones e incongruencias
La bomba que explotó en la galería comercial de la Escuela Militar, me permite formular y destacar las siguientes contradicciones e incongruencias de muchos de nuestros políticos, opinólogos, sociólogos y aprendices de juristas. En los últimos tiempos se ha dicho:
Hay que derogar la ley antiterrorista, pues fue promulgada por la dictadura militar (no obstante, que se ha modificado 4 veces en democracia).
Destacados miembros del partido comunista, argumentan que sólo son actos terroristas, aquellos que se cometen por agentes del estado.
Todos los actos que se han visto por la opinión pública cometidos en la Araucanía (quema de maquinarias, camiones, casas, bodegas, ataques sistemáticos a numerosos predios en Ercilla, Collipulli, etc.), no serían actos terroristas sino 'problemas de tipo social o reivindicaciones'.
La justicia penal nueva con su exquisito garantismo y preciosismo, deja libre por falta de prueba a muchas personas que después nuevamente delinquen e incluso a nivel internacional, como es el caso de los terroristas chilenos detenidos en España.
Producto del fantástico centralismo chileno, cuando el terrorismo llega a Santiago llega a 'Chile', esto es, se configura una noticia nacional de impacto mundial. Cuando estos mismos actos matan a los Luchsinger, les queman sus casas, bodegas y la ola de atentados continúa día a día, eso es noticia para los avisos económicos, los periódicos locales y las radios del lugar. Santiago no tiene idea de esto.
Encina, en su Historia de Chile, decía que una de las causas de la anarquía de 1823 a 1830, eran 'las esperanzas cifradas en la constituciones políticas; la crisis de sanción; la falta de respeto a las leyes y la creencia de la eficacia todopoderosa de las leyes o el falso concepto de la ley del chileno'.- Todo tiene que ser arreglado mediante nuevas leyes o reformando las antiguas. Es lo que se quiere hacer ahora con la ley antiterrorista y otras normas legales, desesperados ante la evidencia de los hechos.
Lo que antes se dijo blanco, hoy se dice negro. Se proclamó que no se iba a aplicar más la ley antiterrorista. Hoy se dice lo contrario.
Toda esta cantidad fantástica de argumentaciones absurdas, contradictorias, ambiguas, demuestran una falta de estrategia y táctica, propia de mentes infantiles ideologizadas. Muchas de ellas, víctimas de traumas del pasado y que ahora están manejando la cosa pública de este país.