En recuerdo de Jorge Sverlij Rodríguez
Se ha ido Jorge Sverlij Rodríguez. No lo veremos más en alguna de las calles del Centro, sonriendo al encuentro de un amigo o amiga, afanoso en el saludo espontáneo y estimulante.
Jorge fue, no cabe duda, una persona con una condición humana extraordinaria, con humor siempre presente y con una fraternidad a todo reto.
Lo conocí en los inicios de mi vida universitaria, allá por la década de los 50. Y, por ello, puedo afirmar que ya en esos días, Jorge poseía ese don tan vital, que sólo poseen los anteriormente denominados caballeros, un término por cierto fuera de época, pero que caracterizaba a quienes como Jorge, en toda su espontaneidad, son afectuosos, respetuosos en todo aspecto y llevan siempre la conversación hacia lo realmente importante de la vida, cualquiera fuese el pensamiento y la edad del interlocutor.
Esta calidad humana, por añadidura, representa uno de los valores más importantes del ser humano: el que todos nos consideremos amigos, hermanos en la vida, ideal por cierto no siempre fácil. Pero con el carácter de Jorge, vislumbrábamos una forma positiva de enfrentar los problemas de la existencia. Incluso, durante el período en que su salud se encontraba deteriorada,
Jorge mantuvo su forma de ser que lo caracterizaba. Por estas razones, Jorge formó un hermoso grupo familiar con su esposa Lilian Müller y sus hijos, como así también una industria de alimentos de antigua y conocida calidad en nuestra ciudad.
Estas breves y sencillas palabras pretenden entregar un pequeño pero importante recuerdo de quien se ha ido, pero que recordaremos siempre, de acuerdo a mi criterio, como: un 'hombre gran amigo de todos'.