La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, y la futura candidata a la Presidencia Marina Silva participaron ayer, junto a otras miles de personas, en la misa del candidato socialista Eduardo Campos, muerto en un accidente aéreo.
La celebración ecuménica estuvo a cargo del arzobispo de Olinda y Recife, Fernando Saburido, y se realizó a cielo abierto y bajo lluvia frente al Palacio Campo das Princesas, sede de la gobernación del estado de Pernambuco, la que Campos comandó durante siete años.
Tanto Rousseff, quien disputará la reelección en octubre próximo, como Lula da Silva, fueron objeto de abucheos y también de aplausos mientras saludaban a la viuda del político de 49 años, con quien tenía cinco hijos.
Otra presencia destacada en la ceremonia fue la de la candidata a vicepresidenta del Partido Socialista de Brasil, la ecologista Marina Silva, quien la semana que viene será nominada oficialmente en lugar de Campos.
Enormes filas se formaron desde la madrugada de ayer para despedir al candidato socialista, quien tenía altísimos índices de popularidad.
La romería para rendir los últimos homenajes a Campos comenzó a primeras horas de la madrugada, después de que sus restos, así como de dos asesores suyos que lo acompañaban en el vuelo en que murió, arribaron a Recife provenientes de Sao Paulo, donde fueron analizados para su identificación.
Los restos del asesor de prensa Carlos Percol y del fotógrafo Alexandre Severo fueron velados junto a los de Campos en el palacio de gobierno.
Otras cuatro personas que viajaban en el siniestrado avión -dos pilotos, un camarógrafo y dos correligionarios de Campos- fueron trasladados a sus respectivas ciudades natales.
El cortejo fúnebre recorrió durante unas tres horas las calles de Recife, pasando, a pedido a la familia de Campos, por algunos de los barrios más humildes de la ciudad, hasta arribar al palacio de gobierno.