Música chilena en radios
Enfrenta su fase decisiva el proyecto de ley que fija en un 20% la emisión diaria de música chilena en radios y que pretende generar una enorme transformación, en especial, para la industria nacional.
El tema es sencillo en su objetivo, aunque difícil de leer respecto de los potenciales efectos. Como es sabido, las emisoras deben asegurar la rotación de artistas nacionales en las frecuencias FM y AM, con el objetivo de fomentar la creación local, entendiendo esto como algo positivo para la base cultural del país.
En sus puntos centrales, se define la música nacional como aquellos productos compuestos, interpretados o ejecutados por 'chilenos' y su emisión se debe distribuir durante el día. La estación que vulnere la norma será sancionada con una multa de cinco a 50 unidades tributarias mensuales.
En principio, la decisión parece acertada y difícilmente puede discutirse que busca privilegiar lo autóctono, que, dicho sea de paso, padece un menoscabo respecto de los artistas extranjeros que son fuertemente apoyados por los sellos discográficos. Allí hay una realidad bastante objetiva.
Sin embargo, son los efectos de esta medida los que están por verse. Debe recordarse que en los años 70, el gobierno militar argentino prohibió la música anglosajona, poco después de la Guerra de Malvinas. Una situación ridícula, pero que tuvo un beneficioso efecto para la creación trasandina, que obligada y empujada por las radios, tuvo espacios para crear y mostrar su material.
Pero hoy la situación es muy distinta. Las radios no son el único canal para escuchar música. Están desde sitios en línea, hasta otros de descarga, todos de fácil acceso, como Youtube u otros, realidad a la que la población está cada vez más acostumbrada y donde la clave es algo así como 'yo decido qué escuchar y cuándo'.
La discusión también debería tener un análisis importante de los efectos que acarrearía. No se trata esto de una discusión de calidad, porque los artistas nacionales demuestran que la tienen, sino de oportunidad para las radioemisoras y una competencia y oferta que crece a pasos agigantados. Conviene preguntarse por el efecto que tendrán las radioemisoras al estar obligadas a una situación que puede dañarles por la cantidad de canales que existen y que alientan la decisión individual.