Con los colegios no se juega
El pasado sábado en varias ciudades del país padres y familias completas cambiaron su rutina de fin de semana para participar de distintas caminatas para defender su derecho a elegir la educación de sus hijos.
Como una reforma educacional necesaria se termina transformando en la pesadilla de los padres y apoderados de la educación particular subvencionada es uno de los errores políticos que hoy enfrenta el Gobierno.
Durante la pasada campaña electoral el actual gobierno de la. Nueva mayoría ofreció un fortalecimiento de la alicaída educación pública, con una promesa de mejorar la calidad del sistema educativo. Y esa promesa sintonizo fuertemente con la demanda de mayor calidad de la educación que tienen los padres, pensando en que la educación es vista como el motor de la movilidad social y como el camino de un mejor futuro.
Pero al iniciar el ministro Nicolás Eyzaguirre la tramitación de los proyectos de la reforma educacional, una serie de frases suyas empezaron a incomodar primero y a inquietar después a los padres de la educación subvencionada. Que no sabían elegir y se guiaban por tonteras como el nombre en inglés de los colegios o el color de pelo de los alumnos, que la reforma debían partir por quitarles los patines a los estudiantes de la educación subvencionada por que corrían más rápido que los de la educación municipal, esta serie de desafortunadas frases son el reflejo de la desconfianza del ministro hacia la capacidad de elegir de los padres.
Al revisar los proyectos presentados que buscan poner fin a la selección, el copago y el lucro en el sistema escolar, ahora son los sostenedores de los colegios quienes advierten que esta expropiación encubierta, que involucra la compra de los colegios por más de 5.000 millones de dólares, pone en tela de juicio la continuidad de los establecimientos que la mayoría de los padres ha elegido para sus hijos, quienes no entienden como el posible cierre de sus colegios o las nuevas limitaciones para su funcionamiento aportan en nada a mejorar la calidad.
Esos padres junto a sus familias caminando por defender la educación que han elegido para sus hijos debiera ser una luz roja para el camino que el ministro Eyzaguirre había elegido para la reforma, el evidente divorcio entre lo que estos pares quieren y lo que el Gobierno quiere imponer sólo puede asegurar que la tramitación de la reforma estar marcada por la fuerza con que los padres sean capaces de hacer valer su opinión ante los parlamentarios de sus distritos, y de advertirles que no están dispuestos a renunciar a lo que consideran es lo mejor para sus hijos, y que este derecho a elegir es irrenunciable.
Algo está mal en la reforma educacional, si tiene tan nerviosos a los padres y dedicando su poco tiempo libre a marchar en la calle y no a compartir y disfrutar con sus familias.
Ya son muchas las preocupaciones y temores de la clase media para que el gobierno y el ministro se transformen en una más.