Comprensión lectora
Según el Simce y otras mediciones realizadas por la Universidad de Chile, el 80% de los jóvenes chilenos llega a la enseñanza media sin comprender lo que lee. Esto pareciera a todas luces, un problema que se circunscribe al área del lenguaje y que puede ser aplicado casi exclusivamente a textos expositivos o argumentativos escolares.
El problema es que no es así. Nos damos cuenta, cuando intentamos ayudar a nuestros hijos en materias como matemática o historia, que si no entendemos los enunciados, las posibilidades de darle solución a la problemática es casi imposible.
Esto nos llevará a pensar entonces en una clara falta de conocimiento en el área matemática o histórica, y estaremos profundamente equivocados. La comprensión lectora nos permite acceder a un conocimiento académico, personal y social, que nos hace posible la adecuación a nuestro mundo, herramienta de comunicación fundamental para lograr comprender el lugar donde habitamos con todos sus colores y matices.
En contraposición, en la historia del hombre, jamás habíamos leído tanto, durante todo el día, los jóvenes leen miles de pequeños textos informativos, en Facebook, twitter, mensajes de texto, Instragram y otros. Entonces la dificultad no radica en la cantidad, sino en la calidad.
No hemos logrado encantar a las nuevas generaciones ni con el lenguaje ni con las realidades que podemos crear a través de la lectura.
Debemos suponer que esto se da, puesto que al analizar un texto, de cierta manera lo 'despedazamos' con el objetivo de comprenderlo y de responder lo que algún docente preguntará en la próxima evaluación, para cerciorarse de que el texto efectivamente fue leído.
De verdad es eso lo que queremos? No lo creo. Debemos ser capaces de transmitir la magia que nos entrega un libro, enseñarles cómo adentrarse en la atmósfera que nos ofrece el autor, hacer que imaginen cómo es el protagonista y qué es lo que lo mueve a actuar, que logren hacer una representación mental de lo leído.
Para cumplir con planes y programas gubernamentales caemos en análisis literarios majaderos que finalmente le restan toda fluidez al libro en cuestión.
Creo que la comprensión lectora pasa directamente no por una determinada profesión, sino por la pasión de querer entregar a otros, tantos mágicos personajes que habitan en la mente atlética de quien lee constantemente. Esos que acompañan la infancia con gnomos y elfos; la juventud, con vampiros y niños magos; la adultez, con un Aureliano Buendía, viviendo aquí cerca, en Colombia.
No creo en recetas milagrosas para incentivar la lectura en Chile o en otro lugar; lo que sí creo firmemente es que libros y evaluaciones no siempre son una alianza perfecta. Quien en un día de lluvia se ha sentado a leer un buen libro y se ha encontrado abruptamente con la última hoja sin darse cuenta, lo sabe bien.