Autor del copago: 'Sistema no funcionó y se fue desvirtuando'
'Soy Aldo Passalacqua y junto con el ministro (Jorge) Arrate, en el año 93, partimos con el copago' dijo el hermano marista en medio de un auditorio de más de 150 personas -en su mayoría religiosos- que se dieron cita para aclarar todas sus dudas ante el ministro Nicolás Eyzaguirre en el Encuentro de Educación de la Conferencia de Religiosos (Conferre).
El hermano marista -hoy coordinador de Educación de esa congregación- no es nuevo en el tema pedagógico. El año 93 era presidente de la Federación de Instituciones de Educación (Fide) y como tal fue gestor del sistema de financiamiento compartido, ya que con el gobierno de la época consensuaron un sistema de copago 'solidario'.
Hoy, tras 20 años de funcionamiento, dice que se debe cambiar porque la idea inicial no se respetó.
'En ese minuto era necesario. El sistema (de subvenciones) se había empezado a deteriorar y no eran suficientes los recursos estatales (para los colegios públicos). Vimos que los padres de algunos alumnos podían hacer un aporte, y la propuesta nuestra fue que ese aporte fuera proporcional al ingreso que tiene la familia. Así partió el copago', explica.
Y agrega: 'De esta manera nos asegurábamos que no hubiera exclusión'. Pero el sistema no funcionó como se había pensado 'y se fue desvirtuando'.
'Esa propuesta está en una circular de la Fide de agosto del 93. Hay colegios que lo han hecho, pero la mayoría que están en financiamiento compartido no respetaron ese acuerdo y comenzaron a cobrar (mensualidades) fuertes'.
-Treinta colegios católicos que eran particulares pagados bajaron a financiamiento compartido porque no tenían suficientes alumnos o porque decidieron integrar a más gente. Si ellos estaban acostumbrados a cobrar $200 mil al mes, ahora podían pedir sólo $80 mil. Entonces, se vieron obligados a pedir $80 mil a todos. Si no ¿cómo lo hacían? Así nos fuimos entrampando en esto.
Y dice: 'No hay nada eterno, todo tiene un ciclo. Estamos en un momento que termina un ciclo que se inició el año 80. Partió ahí y termina ahora. Hay que ser justos y ponerle término. Y los colegios de Iglesia debemos aportar nuestro carisma: la atención a los más desposeídos y la inclusión social, ¡pero que lo hagamos realmente y que no sea sólo discurso!'.
Y reflexiona: 'Soy partidario de la reforma, siempre que se haga con justicia y gradualidad. Esto no es revolución, son reformas'.