Las manifestaciones convocadas para la apertura del Mundial atrajeron a muy pocos brasileños porque una mayoría silenciosa quiere disfrutar del torneo, aunque persiste la insatisfacción general.
La policía lanza gases lacrimógenos y balas de goma, los manifestantes piedras y botellas de cerveza: las imágenes de los enfrentamientos el jueves en Sao Paulo pocas horas antes del partido inaugural de la Copa del Mundo entre Brasil y Croacia (3-1) dieron la vuelta al mundo. Pero en total, apenas unas 5.000 personas se manifestaron contra la Copa en seis de las 12 ciudades sede del Mundial, una cifra insignificante para este inmenso país de 200 millones de personas, que en su mayoría vistió la camiseta amarilla de la Seleçao para hinchar por su país.
En junio de 2013, durante la histórica revuelta social que sacudió al gigante sudamericano, más de un millón de brasileños salieron a las calles a denunciar la exorbitante factura del Mundial-2014 y pedir que ese dinero fuera invertido en hospitales, escuelas y en mejorar el deficiente transporte público.
Al igual que Milene Souza, de 20 años, la mayoría piensa que 'este no es el momento de hacer manifestaciones'. 'Habrá que expresarse en las urnas en octubre, durante las elecciones generales', dijo la joven en la célebre playa de Copacabana de Rio de Janeiro, mientras asistía a la 'fan fest' de la Fifa.
'Estas manifestaciones me enferman. Dicen que todo lo que hace el gobierno es malo. Si hay Mundial, se quejan, si no hay Mundial, se quejan también. ¿Pero qué hacen de positivo, de útil?', se interroga en el centro de Rio Arturo Domingues, un hombre de 36 años que duerme en la calle, y que durante nueve años fue trabajador clandestino en Inglaterra.
'La mayoría de ellos reclama mejor salud y educación, pero no quieren pagar impuestos', dice apuntando con el dedo índice a los vendedores ambulantes.
En pleno partido inaugural, la brecha entre un puñado de manifestantes en Copacabana y los 20.000 hinchas de la 'fan fest' era abismal. Con el primer gol a favor de Croacia, los anarquistas saltaron de alegría, gritando. Los miles de hinchas apiñados frente a las dos pantallas gigantes estaban consternados.Y cuando Brasil igualó con el primer gol de Neymar, provocando una explosión de alegría de los hinchas, los Black Blocs gritaban '¡A la mierda la Copa!', recibiendo como respuesta un '¡Váyanse hijos de p...'