Alcohol y violencia
Son recurrentes las informaciones que publican los medios acerca del alto consumo de alcohol por parte de jóvenes, la violencia que se genera, en especial en lugares cercanos a los pubs, y la forma temeraria de conducir vehículos cuando se encuentran en estado de ebriedad, a veces con consecuencias fatales.
Según expertos, en las causas que llevan a los jóvenes al alcohol y a actuar violentamente se conjugan varios factores, entre los cuales está la baja autoestima, la escasa percepción de riesgo, un medio familiar disfuncional, o la necesidad de aceptación y pertenencia a determinados grupos, ante el abandono de los padres. En el caso preciso del abuso del alcohol, la ingesta y el modo de hacerlo de los pares es otro detonante, así como la facilidad de acceso a la droga lícita que hoy tienen los adolescentes.
Todo lo anterior amerita que los padres se involucren en la vida de sus hijos, de modo que sepan y conozcan con quiénes se juntan y qué hacen cuando no están en el hogar. Pero también es relevante, ante un inminente plan de gobierno para modernizar y mejorar la calidad de la educación. Es necesario poner el acento en iniciativas de carácter preventivo, como sería una estrategia de apoyo integral con el aumento de orientadores en los colegios y la coordinación de los esfuerzos del personal docente y paradocente con el de los apoderados.
Hay que reiterar, no obstante, que el mayor esfuerzo debe concentrarse en la familia. Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) indicó hace unos años que sólo el 15% de los chilenos pensaba que la familia era un lugar de amor, mientras el 24% lo consideraba un refugio para los problemas; otro 28% la veía como una fuente de tensiones y problemas, mientras que un 31% la estimaba como una institución en crisis.
Por otra parte, las diversas encuestas que se conocen sobre el consumo de alcohol revelan que algunos jóvenes se inician a edad cada vez más temprana en la ingesta, así como en las drogas. Prácticamente desde niños comienzan a incursionar en ello. Esto debe servir como un tema a analizar para padres y profesores en los establecimientos educacionales. También para la clase política, que debe finalmente legislar sobre estos asuntos. Lo más probable es que la realidad nacional, y por supuesto también local, sean los síntomas de una crisis del modelo de consumo que está amenazando con socavar el núcleo básico de nuestra sociedad.
Las encuestas que se conocen sobre el consumo de alcohol