Proyectos y diálogo
En su cuenta pública, la Presidenta Michelle Bachelet defendió lo que ha calificado como profundas reformas educativa, tributaria y constitucional, mientras en sectores opositores surgen dudas respecto de las consecuencias que se podrían derivar de esas iniciativas. 'Durante mi gobierno haremos estas transformaciones y lo haremos con gobernabilidad, paz social, de manera democrática y transparente', ha prometido, tratando de despejar las interrogantes.
El mayor énfasis de su cuenta lo puso para defender la reforma a la educación, con la que busca disminuir la desigualdad, recordando que envió al Congreso un primer paquete de leyes para acabar con la selección, el lucro y el cofinanciamiento en los colegios particulares subvencionadas.
La Presidenta también ha reivindicado la Reforma Tributaria con la que espera recaudar 8.200 millones de dólares para financiar el cambio del sistema educativo, mientras sectores de la clase media temen que podrían verse tocados por estas medidas, y el empresariado ha planteado que se podrían ver amenazados el crecimiento y la inversión, en momentos en que la economía muestra signos claros de desaceleración.
Pero tal vez ha sido la proposición de despenalizar el aborto en los casos de violación, riesgo de la madre o inviabilidad del feto una de las iniciativas que generará mucha polémica y que se enfrentará a la oposición de la Iglesia y sectores que ven esto como un primer paso para terminar legalizando el aborto en general.
No obstante que ha expresado su intención de dialogar con la oposición respecto de estas iniciativas, ha señalado de partida que no está dispuesta a alterar los cambios anunciados, lo que deja la sensación de que el intercambio de puntos de vista no tiene sentido si no hay una disposición a aceptar variaciones que pudieran mejorar las iniciativas. La mayoría parlamentaria que tiene el bloque gobiernista en el Congreso le permite tener a veces posiciones que pueden rayar en la intransigencia.
Es evidente que respecto de estas medidas hay varias visiones y cuando se escucha a los parlamentarios realizar análisis de estos proyectos queda la impresión de que hablaran de dos países distintos. La ciudadanía requiere que sus líderes políticos muestren una disposición a aceptar que, no obstante que se eligió a un nuevo gobierno, la soberbia para imponerse en temas tan sensibles no es aconsejable. Parecía que Chile había superado el síndrome de jugarse el país al todo o nada en cada elección.