El conflicto y la acción llevados a su máxima altura
Cuando aparecieron filmes no animados basados en distintos comics, también se acentuaron diferencias entre los que priorizaban la acción dirigida a los adolescentes y aquellos que contenían un trasfondo más adulto, incluyendo aspectos políticos y sociales del mundo contemporáneo.
La saga de los X-Men iniciada por Bryan Singer claramente obedece a ese enfoque, y es que la misma historieta surgió en referencia al tema de los derechos civiles, y en años de gran convulsión política en Estados Unidos.
El comic además establece un tipo de rivalidad muy poco común, la de sus protagonistas Profesor X y Magneto. Enemigos por la postura respecto a los humanos. El primero es condescendiente, el segundo los considera una raza inferior que no ha hecho más que generar odiosidad ante los mutantes. Pero ambos son grandes amigos.
La dialéctica entre ellos es el motor de los X-Men, pero para gusto de los fans adolescentes del género está 'Wolverine', una suerte de renegado con pasado tortuoso, y que parece tener un poco de ambos maestros. A ello se suman los aliados de cada bando, cada uno con poderes y habilidades de distinto tipo, y también con distintas personalidades y motivaciones.
Todos estos aspectos fueron trabajados magistralmente en la trilogía, a lo que se suman interpretaciones insuperables de Patrick Stewart, como Charles Xavier, Ian MacKellen como Magneto y Hugh Jackman como Logan (Wolverine). No es un mérito fácil. Cada fan quisiera estar en el traje de su héroe, y no resulta tan fácil ponerle un rostro. Pero acá el acierto fue total.
Quizás por ello, cuando apareció la precuela 'First Class' muchos no le tuvieron fe a un reparto renovado, pero finalmente se logró el objetivo con creces gracias a las interpretaciones de James McAvoy y de un sensacional Michael Fassbender como Magneto, además de la oscarizada Jennifer Lawrence como Mistique.
JUEGO DE EQUILIBRIOS
Hoy es el turno de 'Días del futuro pasado', la cinta más ambiciosa de la saga, no por efectos especiales, sino por el trato dramático que se da a la relación entre Magneto y Charles. Ciertamente se une a ambos elencos al tratar distintas etapas de sus vidas; pero claramente estamos más ante una secuela de First Class que ante una precuela de la trilogía, con un nuevamente coolísimo Logan como puente.
Wolverine debe viajar en el tiempo a través de una regresión que sólo su poder de autosanación permite, y convencer a Xavier y Magneto de intervenir en una situación que generará el exterminio de los mutantes. Pero llega en un momento en que ambos están en crisis, lo cual dificultará la tarea.
Pero no todo es conflicto emocional. El mérito de esta cinta, y que la pone en lo más alto de la saga, está en los equilibrios, con una trama que también tiene sus momentos de humor y escenas pensadas en la entretención más liviana, como es el papel que cumple el velocísimo mutante Quicksilver.
Los X-Men nacieron en los 60, y al igual que en 'First Class', se retorna a esa época y se asocia la trama a la contingencia de Vietnam o el asesinato a Kennedy. En tanto hay tanta intriga como acción, lo que deja al espectador al borde del asiento, sin salirse un ápice de la trama del cómic y siendo fiel y consecuente con las cintas anteriores.