Rehabilitación del alcohólico, no basta con dejar de beber
Detrás de las cifras que impactan, a veces se esconden realidades cotidianas. Una mamá a la que miran con desprecio y de la que hablan a sus espaldas por ser incapaz de resistirse a una copa de vino. Un hombre que, con perseverancia, lleva cinco meses sin beber, pero que debe soportar múltiples invitaciones en las que el alcohol está presente. Y es que Chile lidera el consumo de alcohol per cápita en Latinoamérica: los hombres beben 13,9 litros al año y las mujeres 5,5. Una situación preocupante que no sólo afecta a las personas, sino que también a su entorno. Si bien la Organización Mundial de la Salud pone énfasis en la necesidad de establecer planes de prevención, cuando la adicción ya se ha declarado, es fundamental implementar programas de rehabilitación efectivos.
Paola Mera Peña, psicóloga clínica con formación en drogodependencias y Terapia Humanista Transpersonal y Gestalt Integrativa y académica de la Facultad de Psicología de la Universidad San Sebastián, comenta que se debe tener presente que la drogodependencia 'es un fenómeno multicausal, complejo, heterogéneo y variable, en que se ven afectados diversos agentes (persona, familia, trabajo, ambiente más próximo y sociedad en su conjunto)'. Esto exige considerar 'diferencias de género, edad, educación, condiciones socioeconómicas, entre otras, al momento de construir un programa terapéutico adecuado y pertinente a las necesidades de cada persona y su relación con la droga'.
LA INTERVENCIÓN
Los dispositivos de intervención en drogodependencias van desde una modalidad ambulatoria básica hasta una modalidad residencial y hospitalización para la desintoxicación. La experta explica que éstas dependen del nivel de compromiso biopsicosocial asociado al consumo de sustancias psicoactivas. 'Hay enfoques de tratamiento orientados a reducir daños y/o riesgos que consisten en intervenciones orientadas a la disminución paulatina del consumo y/o riesgos asociados al consumo de sustancias y otro enfoque cuyo objetivo es lograr la abstinencia total', expresa.
Y, a pesar de las diferencias, ambos comparten ciertas metodologías de intervención. 'Por lo general, están diseñados por fases de tratamiento que invitan al usuario a trabajar progresivamente la motivación al cambio mediante el compromiso personal para alcanzar objetivos de cambio en el estilo de vida', dice. Asimismo, los equipos de trabajo deben ser multidisciplinarios (asistente social, psicólogo, psiquiatra, técnico en rehabilitación, terapeuta ocupacional y otras profesionales afines y pertinentes a la modalidad de intervención). 'Eso permite integrar distintos modelos teóricos que intentan explicar, comprender y abordar este fenómeno. Las prestaciones más comunes son psicoterapia individual y grupal, psicoeducación, terapia familiar, terapia ocupacional, terapia farmacológica, compensación de la comorbilidad psiquiátrica, intervención psicosocial, intervenciones recreativas y deportivas. La duración del tratamiento si bien es variable, se recomienda que no exceda los doce meses. Es importantísimo trabajar con el usuario y su red de apoyo, familia o personas significativas', dice la académica, quien además se desempeña en el Centro de Tratamiento de Adicciones del Complejo Penitenciario Concepción.
POSIBILIDADES DE ÉXITO
Si hay algo que deja claro la profesional, es que en un proceso de rehabilitación no basta con dejar las drogas (alcohol) , sino que se debe hacer un cambio en el estilo de vida. Esto se refiere a 'generar cambios en el estilo de afrontamiento, manejo de las emociones, habilidades para la resolución efectiva de conflictos, habilidades de comunicación asertiva, resolución de problemáticas familiares significativas, afrontamiento de asuntos inconclusos, manejo del estrés, entre otras'. Y es que, lo que se debe promover es la reflexión personal, la capacidad de darse cuenta, de mirarse de modo reflexivo y profundo para conocer y comprender la relación que se tiene con la droga y de qué manera ésta pasó a constituir la motivación principal de la vida.
Desde ese punto de vista, una mirada holística e integral del fenómeno contribuye al éxito de la terapia. Se trata de 'enfoques que consideren la motivación como un proceso cíclico, en que la persona se muestra interesada por cambiar algunos aspectos de su vida y no otros, participar de un tipo de tratamiento y no de otro, por ejemplo', especifica.
Plantea que ayudan los tratamientos que 'invitan al usuario a descubrir sus propias razones de cambio, más que convencer, imponer o presionarlos hacia ello, lo que se conoce técnicamente como extraer motivación intrínseca. A partir de esto el terapeuta acomoda las intervenciones terapéuticas a la disposición motivacional y a las necesidades particulares del usuario, construyendo un plan de tratamiento individualizado con objetivos descritos claramente, realistas, evaluables y alcanzables en corto plazo para promover la sensación de autoeficacia (logro)'.
Así también es necesario contar con terapeutas especializados en drogodependencias, que favorecen una alianza y vínculo terapéutico. 'Otro factor relevante que contribuye al éxito es la presencia de una red de apoyo (familia o personas significativas) efectiva', concluye.
Chile lidera el consumo
Aquello que en un hombre puede causar hasta gracia, en la mujer es deplorable. Un ejemplo de las diferencias de género es la forma en que se aborda la dependencia del alcohol. 'Existen diferencias entre hombres y mujeres respecto del consumo de alcohol y drogas, diferencias que incluyen los desencadenantes, el patrón de consumo, los riesgos asociados, las consecuencias y la magnitud de las mismas, las ofertas de tratamiento, entre otros aspectos', afirma especialista.