Increíble historia de deportista. Fue madre a los 16 y tuvo que dejar por tres años las artes marciales. Retornó en 2013 y hoy es segunda en el ranking nacional clasificando a Sudamericano. Pide apoyo.
Camila Oñate Pradenas tiene 19 años y es una apasionada del deporte, en particular del karate. Actualmente, de hecho, es la segunda mejor kimono a nivel nacional en el ranking 21 categoría más 60 kilos y entrena sagradamente en la Academia Karate Do de la Aska ubicada en Caupolicán 1142.
Pero hace tres años atrás el destino quiso poner a prueba a "Cami" cuando supo que iba a ser madre... con tan sólo 16 años y cursando recién 2º año medio. "Fue súper complicado asumir una responsabilidad así a esa edad. Y una de las duras decisiones fue dejar la práctica de las artes marciales", recuerda.
Su nuevo e inesperado rol materno lo asumió con el apoyo de su familia e incluso superando obstáculos. "Recuerdo cuando aún estaba en el colegio y subía a la micro con mi hijo (Benjamín) en brazos. Los choferes me hacían la vida imposible, pero había que aguantar todo", cuenta.
Por supuesto, nunca perdió la ilusión de volver a vestir algún día nuevamente un kimono. Y así ocurrió el año pasado. Lentamente comenzó a recuperar su estado físico y técnico entrenando en la academia del padre de su pololo, el sensei Raúl Dodero y junto a su pareja, el sempai Andrés Dodero. Su progreso fue tan rápido que participó en los clasificatorios regionales sacando boletos al Nacional Federado. Y allí demostró que su talento estaba intacto: fue 2ª y 3ª en las dos fechas disputadas, resultado que le permitió acceder nada menos que al Sudamericano de la especialidad en Sucre (Bolivia).
Ahora la piedra de tope para Camila son los recursos: "La que va primera es financiada por la Federación y como yo voy segunda no tengo ese privilegio. Por el contrario, necesito recursos para costear el traslado y alojamiento".
La palabra "sacrificio" está en su léxico. Hoy cursa primer año de la carrera de Tecnología Médica en la Universidad Andrés Bello (casa de estudios superiores que le otorga flexibilidad para poder continuar con el deporte) y reparte su tiempo entre los estudios, el karate y su pequeño hijo, a quien además ya le pegó el "bichito" por las artes marciales.
De hecho, todos los días y después de una exigente jornada académica y deportiva regresa con "Benjita" en micro a su casa ubicada camino a Coronel cerca de las 10 de la noche. "Es un esfuerzo grande, pero hay que superar cualquier barrera y hacerse el tiempo. Si uno quiere, puede", añade con seguridad la deportista que, además, acaba hace algunos días de graduarse de cinturón verde en la disciplina que brilló en los Odesur con las actuaciones, entre otros, de Gabriela Bruna (oro), Miguel Soffia y Jessy Reyes (plata) y David Dubó (bronce).
Cuenta que ahora sus entrenamientos se han intensificado producto de su preparación de cara a su primer reto internacional. "Estoy aplicando más peso en las piernas para aumentar la velocidad. Mi sueño es meterme entre las mejores ocho y así clasificar al Panamericano", confiesa. "Cami" piensa en grande.