Además de los tres meses que tomará el levantamiento de información, la elaboración de un plan llevará un tiempo similar. Una vez concluido se fijarán tareas específicas para que cada uno de los ministerios las trabaje.
"Yo tengo una tarea que no puede concentrarse en auditar lo que hizo el gobierno anterior, porque no tengo tiempo ni es mi función. La tarea nuestra hoy es avanzar hacia desarrollar un plan. Por otro lado, si me preguntas cuándo se termina la tarea, se van a terminar muchas acciones, otras se dejarán instaladas, pero creo que el proceso se termina cuando una persona es capaz de recomendar su barrio".
Con esta frase Paula Forttes, delegada presidencial para la Reconstrucción, resumió la tarea que Michelle Bachelet le encomendó para trabajar con plena autonomía durante su gobierno. Esto, poco antes de viajar a Tumbes, uno de los sectores afectados por el terremoto del 27/F y que visitó en el marco de un recorrido que realiza por el Bío Bío, el que se extenderá hasta hoy.
La Región es la primera zona a la que llega Forttes como delegada, en un compromiso adquirido en agenda y que no cambió a pesar del terremoto y tsunami en el norte del país. Su próxima visita será a la Región del Maule, inmediatamente después de terminar las labores en el Bío Bío. Todo aún en el marco de los tres meses que se pidieron desde el Ejecutivo para el diagnóstico de la reconstrucción en el país.
Luego de esto, vendrán otros tres meses para elaborar un plan que comenzaría a ser aplicado, con tareas, por cada uno de los ministerios nacionales.
Para Forttes es fundamental que cada uno de estos pasos sea conocido, en una petición de mejorar la relación con la población afectada. "Fíjate que organizaciones sociales, ONGs, me dijeron que habían solicitado muchas veces información que nunca les fue entregada. Eso hay que verlo, no lo sé", contó la delegada respecto a algunas situaciones del proceso de reconstrucción con las que se ha encontrado desde que asumió.
Aunque, una de sus principales críticas es, eso sí, a la forma de inversión del controvertido proceso.
-Hubo un avance innegable en reconstrucción con innovaciones tremendas. Lo que echo de menos es haber puesto al ser humano como eje, no haberle consultado a las personas. Pienso que si se hubiera considerado algo más esto, se habría construido de una manera distinta, y establecido un sistema de control de las mismas persona. Preguntarle a la gente de las zonas donde se emplazaban, ya que la gente sabe lo que pasa en sus territorios. Hay un tema de relación con la ciudadanía al debe y no sólo con el gobierno anterior. El modelo del gobierno anterior, de baucher, de subsidio, es un tema que hay que subsanar y plantearlo. Hay que plantearse si frente a una emergencia es posible tener soluciones estándar. Y hay que mirar bien el tema de la planificación financiera.
-Sí. Hay que analizar y sacar aprendizajes. Lo que se invirtió en materia de mantención de las aldeas, ¿se justificaba o justificaba el arriendo de una cabaña, por ejemplo? Eso hay que verlo.
-Lo pendiente hay que terminarlo de la mejor forma. Pero, con esto hemos vivido la mayor migración campo-ciudad y centro-periferia. Nunca en un desastre natural tuvimos una migración así. Eso evidencia una precariedad grande rural y una debilidad en pensar que quienes fueron reubicados en la periferia están en un escenario de falta de identidad y carencia de servicios. No sólo hay que pensar en la casa, hay que pensar en la atención de salud, en el colegio. Será difícil volverlos al lugar, pero hay que pensar la ciudad, y eso nos da lecciones sobre la urgencia de una nueva planificación urbana.
-El modelo utilizado por el gobierno anterior se centró en entender la reconstrucción en Vivienda y Obras Públicas, y eso debe ser una tarea más amplia. He conversado con Energía, por ejemplo, en el uso de energías limpias, que no participaron. En Cultura se pueden trabajar la identidad, los temas de salud, como modelos de estrategias diferentes. Hay una reflexión que siento que está ausente respecto a cómo operan los servicios en el territorio después de situaciones así. Es un tema de infraestructura, pero los seres humanos no tenemos sólo una dimensión.
-Casas malas hay en muchas partes. Lo que me cuestiono es un modelo detrás de esto, donde se dice "resuelve tu problema y no me hago cargo de qué manera estoy construyendo la ciudad". Lo que viene ahora es una lógica distinta de intervención. Hay una diferencia que tiene que ver con inversión. Si queremos hacer una crítica seria, pongamos sobre la mesa la inversión y la rentabilidad social. Porque si es por construir mejores casas y tengo más dinero, lo puedes hacer, pero si lo hago alejada de servicios, en zonas de derrumbes, no es rentable. Es fundamental una reflexión de cómo se controla el mercado en estos temas.
-Es un indicador de cifra que ellos manejan. Y qué bueno, puede ser real. Se entregó el subsidio, sí claro. Pero este país suele centrarse en temas de este tipo, cifras: hubo cuatro años y se cumplió 90 y tantos por ciento, está bien. Pero ¿qué pasó con ese cumplimiento? ¿De qué manera se hizo? ¿Cómo se hizo? ¿Cual es el nivel de satisfacción en los temas pendientes? Echo de menos esa conversación.
-Y además discutimos cifras, si un nombramiento es adecuado o no, pero no discutimos los temas de fondo. Me hubiera gustado que me dijeran "hay tal aprendizaje, queda esto pendiente". Es tan pobre la discusión sobre esto. Se habla de responsabilidades del gobierno, pero la gente está aburrida y los afectados no resisten esta discusión. Ellos quieren una solución, que los traten con dignidad, no que les entreguen la casa y los obliguen a usar el logo del gobierno. Eso no está bien, porque son recursos de todos los chilenos.