El adiós a un maestro de la intimidad y el romanticismo musical
Dyango ha triunfado en grandes festivales ante públicos masivos; pero aun así, el cantante español parece haber nacido para la intimidad. Su postura y la manera de vincularse con su público es la de un crooner bohemio y nostálgico ante la tenue luz de un piano bar. En más de 40 años de carrera, ese cuadro ha sido recreado en incontables ocasiones para beneficio de sus seguidores, en especial los más románticos.
Así sucedió con los más de 800 espectadores que acudieron a su show de despedida, anoche en el Teatro de la U. de Concepción. Acompañado de un experimentado sexteto, inició la velada con una serie de baladas de alto peso como "El día que me quieras" y "Como han pasado los años", para seguir con una agradable combinación de covers y temas de su repertorio.
Siempre elegante, y sintiendo en carne propia cada letra de sus canciones, el músico encantó a una asistencia donde abundaban matrimonios de años. Lo único que parecía faltar eran velas y una copa de champagne, pero la tenue y envolvente iluminación bien recrearon el efecto.
Dyango fue cercano a su público no sólo en el concierto. Desde temprano visitó canales y dio entrevistas a medios locales, para luego probar sonido; aspectos que se suman al profesionalismo mostrado en escena.