País sísmico
Los sismólogos han reiterado que no obstante que la ciencia no está en condiciones de hacer predicciones exactas sobre la ocurrencia de terremotos, hay muchas probabilidades de que éste pudiera ocurrir en el norte de Chile.
La serie de temblores que han ocurrido en las regiones nortinas desde la semana pasada constituyen una alerta de que vivimos en un país sísmico y debemos acostumbrarnos a ello. La belleza chilena tiene esa paradoja de golpearnos permanentemente con su fuerza. Y si hay algo cierto respecto a tal condición es que cada día falta menos para el próximo terremoto. No es posible saber cuándo ni dónde, solo que volverá a suceder.
Los expertos han dicho que el Norte Grande es el principal foco de preocupación por la energía acumulada por más de un siglo y por la recurrencia temporal que estos fenómenos tienen. Lo acaecido el fin de semana en Arica e Iquique, más allá del origen y relación que tenga con el gran terremoto esperado es un nuevo llamado de atención para estar preparados. Porque también podría ocurrir en otro lugar de Chile.
Es claro que lo fundamental es la actitud personal y de las familias, pues no se puede dejar todo en manos de las autoridades. Cada uno y sus relaciones más cercanas, debe saber qué se debe hacer en caso de tragedias de este tipo, conscientes que son fenómenos propios de una nación bajo el choque y fricción de las placas Sudamericana y de Nazca.
Es fundamental tener elementos básicos disponibles para enfrentar catástrofes de este tipo. Agua suficiente para varios días; una radio a pilas, velas, linternas y un plan de contingencia que permita a las familias reunirse en sitios puntuales en caso de que no puedan hacerlo en sus hogares. Parte de la población aún no sabe cómo comportarse, o dónde está su sitio de encuentro seguro.
A nivel macro, aunque Chile ha mostrado notables avances en seguridad, todavía resta mucho camino que recorrer. La bajada de las informaciones sigue siendo poco clara, dubitativa y hasta inoportuna, factor que es crítico cuando se trata de minutos que pueden salvar vidas. Hace sólo cuatro años lo vivimos.
Nunca se exagera cuando se trata de proteger la vida humana, ni tampoco se busca generar caos. Chile es un país de terremotos y eso no lo debemos olvidar.