Reglas claras
Los primeros días del nuevo gobierno han estado cruzados por las polémicas respecto de los fallidos nombramientos de autoridades, las renuncias esperadas que no se han concretado por parte del equipo anterior; la desvinculación de funcionarios y otra serie de situaciones que se repiten en prácticamente todo el país, con diversa intensidad.
Nuestra Región del Bío Bío no ha estado libre de este panorama, con profesionales de confianza que no se fueron de sus puestos cuando la corrección aconsejaba hacerlo; despidos de trabajadores que no cumplen labores políticas; creación de cargos o amarres y hasta la solicitud de renuncia a jefes de servicio cuyo nombramiento se hizo a través de la Alta Dirección Pública.
Todo esto ha generado (en la Región y en otras ciudades también) declaraciones múltiples, en las cuales los voceros de la actual y la previa administración aseguran por igual, que hay empate: "todos los gobiernos hacen lo mismo, para instalar a su gente y nadie se debe quejar, cuando se le paga con la misma moneda".
Este pragmatismo realista en extremo puede ser cierto o acostumbrado en el mundo de los partidos y de quienes detentan el poder por turno; pero ante los ojos de la comunidad, es un triste espectáculo. Ver a algunos aferrándose a sillas que siempre supieron que debían abandonar; y a otros, desalojando espacios para cobrar antiguas deudas o pagar nuevas, genera inseguridades y añade un argumento más al desprestigio que sufre la actividad política chilena.
Además, estas discusiones alejan la mirada del foco en que realmente debe estar, que es una evaluación equitativa del trabajo realizado y el comienzo rápido de un nuevo proyecto político, elegido por la ciudadanía.
También demoran innecesariamente la continuidad de las labores estatales, que van (o deberían ir) más allá del color de quien gobierne, pues apuntan a aplicar medidas y beneficios para la comunidad.
Ante esta realidad, resulta evidente que faltan reglas y políticas más claras para los traspasos de mando, o que se necesita capacitar mejor a quienes deben aplicarlas.