Cuesta imaginar un circo que tenga en su programa a bandas de música, cuadros teatrales y hasta charlas ciudadanas, además de números más ligados al rubro como malabaristas y mimos. Pero el Eco Circo Monguén no es como el resto, pues se trata de una iniciativa que busca como objetivo principal difundir la valoración de la naturaleza y el sentido de pertenencia de los habitantes del Valle Nonguén.
El nombre viene del vocablo mapudungún con que se denominaba a ese sector y que quiere decir "vida", lo cual precisamente coincide con los principios del proyecto que ha abierto sus puertas todos los fines de semana desde el 26 de enero y que se mantendrá hasta fines de marzo. Ayer se presentaban el grupo Cantáreman, acróbatas en tela y el mimo Zitito Zitoti, conocido por sus apariciones en Mega. Pero otra diferencia con el resto de los circos es que cada función es diferente, gracias al aporte de los propios artistas locales.
"Esta es una iniciativa de los vecinos por apoyar la defensa del Valle Nonguén, tras lo cual se sumaron el comité de allegados de El Peumo, Luz de Luna del Valle y Alimentos Kamadia, entre otros, además del centro cultural Tetite Tutate, quienes cedimos la carpa para el ciclo", comentó el músico y productor artístico Christian Estrada.
CAUSA ECOLÓGICA
"Cerca de la reserva de Nonguén, en el fundo El Salto, se alteró mucho el ecosistema, con cambios en el cauce de un estero y la tala de bosque nativo. Tras el incendio de enero algunos se dieron cuenta y surgió una preocupación ciudadana. Quisimos protestar pero de una forma cultural y constructiva, que la visita al circo sirva para difundir lo que está sucediendo y crear conciencia", contó Katherine Inostroza, vocera del Movimiento de Defensa del Valle de Nonguén.
"Planteamos un espacio donde se puedan realizar talleres gratuitos a los niños y tardes recreativas. Todo está vinculado a la flora y fauna del lugar, como por ejemplo un taller de máscaras del bosque, mandalas, cestería o de dibujo de árboles y arbustos. Les explicamos cuáles son los animales en riesgo de desaparecer, todo ello con el fin de generar pertenencia", agregó Estrada.
"Hemos querido dar una parrilla dinámica, con distintas expresiones artísticas, pero que tengan en común un sentido ecológico. Por ejemplo han habido fragmentos teatrales o mini shows de artistas circenses que están de paso por la zona y que tengan una temática sobre el respeto a la naturaleza o problemas más concretos como la crisis del agua. Bajo ese tipo de conceptos luego efectúan una rutina de piso, telas o trapecios", agregó el productor artístico.
"Antes de cada función también se realizan foros sobre la situación de Nonguén o documentales sobre el tema. Repartimos volantes y actualizamos sobre las acciones y medidas que se están tomando. Ha sido una experiencia muy bonita, aunque no siempre contamos con la cantidad de público que quisiéramos. Igual nos mantenemos firmes con la convicción de que estamos aportando a una mejor calidad de vida. En los talleres tenemos un promedio de 30 niños por jornada", complementa Katherine.
Los organizadores explicaron que el uso de aquel sector fue posible gracias al permiso del comité de allegados que allí construirán sus viviendas, sector que han sabido aprovechar incluso en el exterior de la carpa. "Tuvimos desde cuecas urbanas hasta performance o danza butoh, así como batucadas que recorren el recinto. Es una experiencia bien integral y que además demuestra el interés de los artistas por las causas sociales. En mi caso me he encargado de contactarlos y la disposición es muy buena", comentó Estrada, quien para la recta final está armando jornadas con grupos como Eleva o Veneno.
Para el futuro la producción no se remitirá sólo a ese sector y dicen estar abiertos al apoyo de otras organizaciones que estén luchando por causas medioambientales.