Estudiar lejos del hogar, un paso a la emancipación
Muchos jóvenes deben optar por ir a universidades en otras ciudades. Es una decisión difícil, pero es un proceso en el que se desarrolla la autonomía. Apoyo de los padres es primordial.
Todos los jóvenes que comienzan la vida universitaria están empezando una nueva etapa. Hay quienes la esperan más que otros. Para algunos es más fácil de sobrellevar que para el resto.
Este nuevo período estudiantil se transforma en uno fundamental para los individuos, pues marca el camino hacia la adultez, el crecimiento personal y la toma de decisiones trascendentales para el futuro.
Es en este último tópico donde la elección de carrera y casa de estudio se transforma en una de las resoluciones más importantes: así como algunos jóvenes tienen la oportunidad de estudiar en una universidad que le permita seguir viviendo en su hogar, otros deben optar por cambiarse de ciudad.
Y si bien el irse de casa para poder estudiar no se puede definir como negativo o positivo, pues se trata de situaciones particulares, la directora de Psicopedagogía de la Universidad Andrés Bello, Mónica Arrau cree que todo se relaciona con las expectativas que tenga cada familia respecto de los estudios y proyecciones de sus hijos, así como, claramente, de los estudiantes involucrados. "La afección está determinada por cuán sorpresiva sea la situación de enfrentarse a la posibilidad de que los estudios sean en ciudades que estén muy alejadas de sus familias", afirma.
EL 'NIDO VACÍO'
Si bien la decisión de trasladarse a otra ciudad para los estudios involucra aspectos tangibles como la posibilidad real de poder costear la estadía y la vida diaria en el lugar de residencia, el pilar que es la familia -aunque son todas distintas-, juega un rol primordial. La psicóloga Marta Stegmeier de la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE) de la citada casa de estudios es tajante al respecto: "si van a partir, es bueno que exista apoyo de los padres".
Desde lo anterior, no desconoce que es justamente en la familia donde se provoca la mayor crisis cuando los hijos se van del hogar. "Se conoce como el 'nido vacío' y se experimenta cuando sus hijos tienen 17 años o después, pero es la misma crisis. Ésta se puede sobrellevar muy bien dependiendo de cómo sea su relación", comenta. En ese sentido dice que dependiendo de cómo sean los factores de adaptación de cada familia en particular, hay mecanismos para sobrellevar mejor esta recesión.
ESTAR ATENTOS
Rodolfo Álvarez, director de la escuela de Psicología de la Universidad Santo Tomás de Concepción sostiene que aunque las dinámicas familiares son diversas y no se puede pedir que personas que nunca han tenido una relación o vínculo estrecho tengan conductas nuevas ante estas situaciones; hay que mantener los lazos.
No se trata de estar en una alerta constante, pues según el psicólogo esto sólo generaría mayor ansiedad y preocupación, pero sí de conservar contacto y, en lo posible, visitas.
Y es que estar atentos a cómo están los hijos es algo que va de la mano con ser padres. En ese sentido, Marta Stegmeier, menciona que "hay que estar atentos al comportamiento de los jóvenes, porque si cambia significativamente con respecto a la enseñanza media es que podría existir algún conflicto con la adaptación". Justamente, aclara, las alertas que los padres pueden ver sobre el posible desarrollo de un trastorno adaptativo se vieron, en primera instancia, al saber acerca de las expectativas o temores que tienen los jóvenes al irse de casa.
Pero, es probable que ese momento ya haya pasado y los jóvenes ya se fueron a vivir solos. Por lo mismo, el llamado es a mantener comunicación, sin pasar a llevar la libertad y el nuevo ritmo de vida de los jóvenes, que tampoco estará exenta de inconvenientes. Pero, por lo general, dice la profesional, si existe una buena comunicación con la familia, los estudiantes comunican sus dificultades, por ejemplo, las de adaptación. Éstas varían de acuerdo a la persona, pero hay aspectos claves como cambios de ánimo, disminución o alza de peso, o irritabilidad, por ejemplo", comenta.
En opinión de Mónica Arrau, estos aspectos negativos, en algunos casos, tienden a desaparecer cuando existen buenas redes de apoyo con su grupo de pares y con la identificación vocacional con sus carreras.
AUTONOMÍA
Es entendible que los padres y los seres más cercanos, sientan una enorme angustia al dejar que sus hijos que emigren, pero el irse de casa a estudiar influye positivamente en el crecimiento personal.
Álvarez explica que "se desarrollan personas más autónomas y estables emocionalmente, tanto jóvenes como padres que enfrentan de mejor manera estas situaciones naturales de la vida: dejar el nido es la emancipación".
Además de lo anterior, el psicólogo agrega para concluir, que también se desarrolla la planificación, organización, resolución de problemas, control emocional, así como también del dinero y del tiempo.