El profesional asume hoy la presidencia de la Corte de Apelaciones de Concepción y opinó sobre el funcionamiento actual de tribunales.
Los últimos meses el ministro Jaime Solís Pino, de la Corte de Apelaciones de Concepción, mantuvo una constante presencia en los medios de comunicación locales y nacionales por encabezar la reabierta investigación que pretende establecer las circunstancias y responsables por la muerte de Jorge Matute Johns.
Probablemente hoy, Solís Pino volverá a marcar presencia en las pautas noticiosas, pero esta vez por asumir oficialmente la presidencia del tribunal de alzada penquista durante un año.
Será en una ceremonia interna, que se efectuará alrededor de las 13 horas, en el marco de una reunión del pleno de la corte, cuando el juez de 66 años tome posesión del cargo que alguna vez también ostento su padre, Abraham Solís Guíñez.
LINEAMIENTOS
-Lo principal de todo esto es cumplir con las obligaciones que señala la Constitución y la Ley, las cuales son variadas, tanto en el ámbito jurisdiccional como en el índole administrativo. No sólo para que la Corte de Apelaciones funcione adecuadamente y cumpla con lo que ordena la Ley, sino que también hacer extensivo esto a toda la jurisdicción de la Corte.
Pretendo revisar los departamentos que hay en la Corte de Apelaciones y ver cómo están funcionando y la idea es interiorizarme directamente sobre sus funciones, no hacer sólo inspecciones, sino que estar permanentemente al lado de esa unidad o de ese funcionario, ver cómo trabaja, ver si falla y si lo hace porqué y modificar eso.
Al final, todo esto debe traducirse en brindar una adecuada y pronta atención de justicia a la gente, la que ve en los tribunales el último baluarte para alcanzar la justicia que estima conculcada o violada.
CELERIDAD
-No he leído el discurso completo (de Sergio Muñoz), pero ese es el centro de lo que pretende, no sólo el presidente de la Corte Suprema, sino que todos los jueces de la República. Se debe entregar una solución pronta y efectiva a lo que se está demandando.
En este último tiempo, con la modernización que permite la informática, se tiende a ese aspecto, así los abogados y los usuarios pueden, no sólo acercarse a los tribunales, sino que por medio de la informática llegar directamente a las resoluciones que dictan los tribunales.
Por ejemplo, los juicios laborales solían durar como 4 años y resulta que ahora en menos de un año, por lo general, están cerradas las causas y eso es muy importante, sobre todo para la gente, para los trabajadores cuando eran despedidos injustificadamente o cobraban sus remuneraciones que no se les habían cancelado, pasaban muchos años antes que se les reconocieran sus derechos.
CRÍTICAS
-En el fondo, todo esto tiende a relacionarse con la independencia del Poder Judicial. Hay que recordar que es un poder del Estado y, en ese sentido, el presidente de la Corte Suprema y sus demás miembros, tratan que esta independencia se cumpla. No estamos exentos a las críticas, pero tienen que darse en un buen nivel, no se puede estar criticando cada vez que sale una resolución, no sólo hablo del Poder Ejecutivo o de otro poder del Estado, sino que de cualquier persona que le afecta una resolución. No se puede transformar en una crítica que se está haciendo mal todo el tiempo.
MATUTE
-Como lo he dicho de manera reiterada, voy a estar conociendo tanto la presidencia como el caso que estoy tratando. Si se entorpeciera mucho la situación, ahí veríamos la posibilidad que pase a seguirla otro ministro, pero hasta ahora sigo con la causa normalmente. Pero, no me adelantaría tanto, este tipo de cosas se tratan en el pleno.
Jaime Solís Pino nació en Temuco, el 24 de julio de 1947, y es el menor de 4 hermanos. Su infancia transcurrió en la Región de La Araucanía y, posteriormente, su familia se trasladó a Concepción. Estudió leyes en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción y su vida profesional comenzó como secretario del Tercer Juzgado de Letras de Arica, cargo nombrado el 24 de febrero de 1975. Durante los años siguientes ocupó puestos en Los Andes, Nacimiento, Bulnes y Los Ángeles. En 1991 se convirtió en titular del Primer Juzgado del Crimen de Concepción, en donde se desempeñó hasta su arribo al tribunal de alzada penquista, el 9 de septiembre de 2002.