El diplomático piensa que la decisión de La Haya respecto de las 80 millas fue "arbitraria" y le resta valor a la nueva disputa por el triángulo terrestre. "No hay población, no hay producción, no hay mar", sostiene.
El ex canciller Juan Gabriel Valdés analizó los alcances del fallo de La Haya por el diferendo marítimo con Perú y resaltó que con la sentencia Chile ganó en lo jurídico y Lima en lo económico, pero que el tribunal "deberá explicar" su decisión de trazar una línea equidistante a partir de la milla 80. Opina que el fallo no debe ser visto como una "justa deportiva", porque "ganar o perder en esta materia es difícil de precisar".
"Los dos países ganan en el haber resuelto de manera civilizada el diferendo presentado por el Perú y que les permite mirar el futuro y mejorar la calidad de sus economías", sostiene.
"Desde otro punto de vista -agrega- es evidente que Perú ha conseguido 22 mil kilómetros cuadrados de mar que pertenecían a una zona económica de Chile, es decir, Chile tenía derechos económicos sobre ese trozo de mar y hoy día los tiene el Perú, y desde ese punto de vista, el Perú ha ganado".
Sin embargo, Valdés señala que "Chile obtuvo un reconocimiento de todas sus tesis jurídicas: Perú sostuvo que no había límites marítimos entre Chile y el Perú. La Corte le contestó: 'sí, señor, hay límites, se desprende del tratado de 1954, es un acuerdo tácito entre ustedes que está expresado de distintas maneras desde el 47 en adelante'. Perú dijo: 'la línea no es el paralelo, la línea tiene que ser una tangente, tiene que ser una bisectriz'. La Corte le contestó: 'no, señor, aquí hay un paralelo que ustedes acordaron y que está expresado de una manera clara el 54 entre los dos países en un tratado'. Tercero, el Perú dijo: 'el origen del límite no es el Hito 1, sino que es el punto 266 o de la Concordia, que está aproximadamente 300 metros más abajo, en el agua misma, en la playa misma'. La Corte le contestó nuevamente: 'no, señor, el límite comienza en el Hito 1'".
Pese a ello, el ex canciller considera que el que la Corte le haya otorgado a Chile 80 millas en vez de 200 "constituye un acto arbitrario hecho en compensación con la búsqueda de producir un hecho equitativo".
"No hay ninguna base real en el fallo que permita deducir que los países no habían ya establecido las 200 millas como su límite final y, por lo tanto, la fijación de 80 millas es algo que la Corte tendrá que explicar por mucho tiempo, nos va a tener que explicar a nosotros, pero también a los centenares de expertos en derecho internacional que van a leer el fallo y que no van a entender por qué se llegó a esa conclusión".
- La Corte hace un raciocinio en que sobre la base de las capturas de pesca y del cálculo que ellos tienen de lo que era la actividad pesquera en los 50, cuando se establecieron estos tratados, llega a la conclusión de que Chile y el Perú no concibieron la posibilidad de que el límite terminara más allá de 80 millas. Eso es una cosa extraña si uno piensa que desde el 47, por declaraciones de ambos presidentes de Perú y de Chile, y luego por declaraciones de Ecuador, Perú y Chile, los tres países dedicaron mucho tiempo, mucho esfuerzo diplomático y mucho esfuerzo político para fijar las 200 millas como límite exterior. Pienso que ahí hay un afán que más que construido sobre la base de un principio jurídico y de la investigación de la documentación, está orientado por un afán de equidad, es decir, se le da la razón a Chile en los temas jurídicos y, sin embargo, al Perú se le otorga un número de miles de kilómetros que resuelve, por lo tanto, esto de una manera que algunos han llamado "salomónica".
- Si por salomónico se entiende que los dos reciban algo, no cabe la menor duda de que eso operó. Lo que sí pienso también es que la Corte no se pronunció sobre el triángulo externo. Por lo tanto, cuando el Presidente Ollanta Humala está sumando más de 50 mil millas porque está sumando los veinte y tanto mil kilómetros cuadrados que están en alta mar, en realidad ese es el resultado de la proyección de las 200 millas marinas del Perú que está dentro de lo que Perú ha sostenido históricamente. No constituye en ningún caso una pérdida de Chile.
- Aquí hay dos países que tienen que trabajar de buena fe y tratar de superar estas dificultades; que han acudido a un fallo y lo han aceptado por más que tengamos las críticas hacia la Corte y el fallo, y que en realidad los dos declaran que sus temas de límites quedaron atrás y están resueltos. Sabemos que detrás de esa declaración puede haber una interpretación no similar del destino de esas 3,7 hectáreas de terreno. Ahora, sin duda que constituye un elemento extraordinariamente poderoso desde el punto de vista jurídico el que la Corte establezca que el paralelo del límite marítimo se encuentra con el Hito 1. Cuesta desde un punto de vista de buena fe sostener otra cosa que ese territorio pertenece razonablemente a Chile. Ahora, el Perú está planteando otra cosa. Yo, francamente creo que los dos países se verían en una situación bastante absurda si acudieran a un tribunal por 3,7 hectáreas.
- Honestamente, yo creo que lo significativo es que la Corte haya fijado el límite en el Hito 1 y desde ese momento hace evidente que lo que se entiende y que lo que se debiera entender de buena fe es que ese territorio es chileno. Ahora, no es significativo desde el punto de vista de alguien que tiene un territorio que carece de mar, está encerrado y no tiene una significación económica. Espero que en el curso de las conversaciones que se van a desarrollar exista la posibilidad de negociar una fórmula que resuelva ese tema y no incurramos en el absurdo de mantener abiertos temas que terminan en tribunales internacionales.
- Teóricamente, de acuerdo al tratado de 1929, es el Presidente de EE.UU. el que tendría que arbitrar una situación de disputa. Sospecho que la reacción de Washington va a ser decir "no me voy a involucrar por ningún motivo en esa situación, es evidente que los países deben negociarla entre sí". Incluso más, le puedo decir que en el pasado reciente, estando el Presidente Alan García y el Presidente Bush, yo tengo antecedentes que señalan que el Presidente Bush le hizo ver al Presidente García de que si había una disputa de esta naturaleza entre Chile y Perú, EE.UU. no tendría por ningún motivo la voluntad de involucrarse.
- Tienen que negociar los países como lo han hecho siempre. El primer paso es negociar uno con el otro, el establecer recurriendo permanentemente a arbitrajes por cada cosa que sucede es una suerte de infantilismo de los países. Yo entiendo que hay temas complejos que resolver, pero aquí no hay población, no hay producción, no hay mar. Aquí hay un terreno de tres hectáreas que resulta del hecho que la Corte fija en el Hito 1 la línea que separa Chile del Perú en el mar y el Hito 1 viene de lo que es la línea de la Concordia. Pretender que para la tierra, la línea de la Concordia termina en un lugar distinto en donde ha fijado la Corte la línea del mar resulta posible de argumentar, pero no debería ser un argumento para producir una ruptura entre dos países que tienen tantas cosas que hacer juntos.
- En ambos países hay gente de buena voluntad que se da cuenta que estos países tienen demasiadas tareas conjuntas como para seguir disputándose sobre límites que nos han dividido durante el último siglo. Pensar que los países latinoamericanos sigan permanentemente ocupados de temas de límites, y más aún si son de tres hectáreas, cuando en realidad tenemos la cantidad enorme de dificultades que tenemos en el continente más desigual del mundo (...) La cantidad de problemas en América Latina es tal que ver a los países abocados, gastando dinero e invirtiendo y generando tensiones por cuestiones que tienen que ver con tres hectáreas punto siete, francamente resulta algo como para lamentar. Espero que los dos países levanten la mirada y digan "esto lo vamos a resolver con un equipo técnico y no sigamos con este tipo de intercambio".
- Probablemente sí, siempre hay alguno que la encuentra simbólico este tipo de fenómenos porque está pensando en el pasado. Hay veces que el pasado es demasiado denso y la historia bloquea la posibilidad de avanzar. Yo creo que en Chile debemos entender que eso no es así, y el Perú, yo espero que en el curso de lo que ha pasado la semana pasada, se dé cuenta que si bien toda historia debe ser estudiada, respetada, admirada o venerada en algunos casos, no puede transformarse permanentemente en un obstáculo para avanzar en cosas que son evidentes.
- Se va a juntar el 2+2 y a mí me parece que es una buena idea. Lo que hay que hacer es un listado de los problemas que ambos países perciben como existentes en términos de ejecución, saber si son los mismos problemas que señala Chile que los de Perú, y sobre la base de llegar a una conclusión de cuánto tiempo uno se demora en resolverlos. Hay mediciones que hacer, hay temas que tienen que ver con organización, con mapas, en fin. Yo pienso que eso demanda un equipo de trabajo. Por lo tanto, nunca he creído en esta especie de ejecución individual del fallo que planteó en algún momento la autoridad peruana (...) No creo que esto debería demorar mucho, yo estaría en contra de dos extremos: el extremo que busca apurar esto hasta el punto de generar tensión, y la tendencia de demorar este punto y generar tensión. Desconozco cuánto pueda demorar, pero pueden ser meses, espero que no sea más que eso.
Valdés opina que, en comparación con la del Gobierno de Bachelet, la Cancillería actual ha tenido un manejo "igual en materia jurídica y muy desigual en materia política". Cree que "ha habido una confusión" sobre cómo orientar la política exterior. "Ha habido mucho economicismo en la visión de la política exterior y no se ha entendido que hay que hacer política. Eso implica tener opinión. Si uno entiende que la política exterior es juntarse con los que resultan más afines ideológicamente y dejar de lado a quienes no son afines, al final no va a tener política exterior, va a tener un discurso ideológico de acción que puede cambiar en cualquier momento", afirma.