Pensar...
-"Haya" o no "Haya" razón...¡Que ganas de gritarles, enderecen las
rayitas!
-"Haya" o no "Haya" razón...¡Que ganas de gritarles, enderecen las
rayitas!
Los incendios forestales son el denominador común de la pauta informativa veraniega y los focos siempre están en las regiones de Valparaíso, del Bío Bío y La Araucanía. Así, cada fin de año nos preguntamos a quién le tocará la mala suerte esta vez.
Da pena que nuestro país, que tiene en el sector forestal su segunda fuente de ingresos, sufra esta suerte de enfermedad crónica. Sobre todo cuando a diferencia de lo que ocurre en el hemisferio norte, donde una tormenta eléctrica puede desencadenarlo todo, aquí la culpa siempre es de alguien, por descuido o intencionalidad.
Nadie podría decir que el sector privado y el Estado no se han esforzado por años en concientizar a los chilenos sobre la importancia de cuidar el bosque. Aunque es obvio que en comunicaciones siempre es posible hacer más o dar un vuelco de estrategia cuando no se aprecia un cambio de conducta.
Es evidente que en el Bío Bío, y sobre todo de La Araucanía, la variable conflicto mapuche escapa al impacto de cualquier campaña. Sin embargo, el fuego que ha teñido de rojo el Gran Concepción en los últimos días difícilmente puede atribuirse a esa variable.
Pecaríamos de complacientes si pensáramos que esos focos son de exclusiva responsabilidad de pirómanos. Aun cuando es resorte de la justicia determinarlo, lo más probable es que el descuido sea otra vez la principal piedra de tope.
Nos queda pensar que el problema es cultural; que el nivel de conocimiento de la mascota Forestín es altísimo y que el del búho Silvestre le sigue de cerca, pero que ese posicionamiento por sí solo no logra que el mensaje se internalice, que atraviese el pensamiento y pase a la acción. Seguro todos hemos escuchado que no hay que fumar en un bosque y que las fogatas no se apagan hasta que se las rocía con agua. Sin embargo, en la práctica uno nota que para muchos esa recomendación está en la misma categoría de no botar basura en la vía pública o no respetar un ceda al paso.
¿Sabe usted a qué sanciones se expone si provoca un incendio? Si vive en un área agreste, colindante a un bosque, ¿sabe a qué se le llama zona de interfase rural-urbana y que hay que hacer para mantenerla libre de riesgo de siniestro?
Somos una región forestal, pero pareciera que hemos perdido la capacidad de asombro frente a esa realidad, y solo nos damos cuenta de ella cuando algún foráneo se sorprende con nuestra belleza verde o algún político la saca a relucir en el remate de un discurso.
Es hora que asumamos que el bosque es nuestro vecino, para muchos su fuente de alimento y para la mayoría el telón de fondo de su hábitat. Y si algo malo le pasa a él, a la corta o a la larga también saldremos perjudicados.
Es cierto que en California o en Nueva Zelandia hay siniestros de similares características, pero eso no debe ser excusa para que escondamos la cabeza como el avestruz y lloremos sobre los hechos consumados. Es hora de que los árboles nos dejen ver el bosque y creemos una cultura preventiva en torno á él. El resto es irse por las ramas.
De manera transversal los incendios forestales están afectando al país. Tanto en la zona central como en el sur, el fuego ha devorado más de 40 mil hectáreas de terreno, entre pastizales, matorrales y plantaciones de bosques, generando una sensación de profundo temor en las poblaciones más cercanas al fuego y la interrogante generalizada en la opinión pública acerca de las causas de tantos focos repartidos en al menos seis regiones.
Aunque las autoridades, tanto nacionales como regionales, han señalado que ha habido una larga preparación en el gobierno para afrontar la ocurrencia de estos siniestros, que ya el año pasado dejaron una profunda estela de destrucción en la Región del Bío Bío, el fuego ha sido de tal intensidad que prácticamente vanos han sido los esfuerzos del personal de Corporación Nacional Forestal (Conaf), de las empresas forestales y de Bomberos para contener a tiempo las llamas, tal como hemos podido comprobar en las provincias de Arauco, Ñuble, Bío Bío y, también, Concepción, como sucedió el pasado fin de semana.
Nuestra Región ha sido escenario esta temporada de siniestros que han amenazado a la población periférica de diversos puntos. Según las cifras publicadas y actualizadas constantemente en el sitio web de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), hasta el fin de semana se han generado 421 incendios en el Bío Bío, lo que significa un 192% más que en la temporada 2012-2013, cuando se registraron 144. Eso ubica a la Región en el primer lugar en cantidad de incendios, seguida por la de Valparaíso con 369 y, de muy atrás por la Metropolitana con 148 siniestros.
Lo más inquietante ha sido que en algunos siniestros radicados más al sur, los brigadistas escucharon disparos de armas de fuego, entorpeciendo su combate contra el fuego; además del incrompensible capítulo de un helicóptero que fue baleado en La Araucanía mientras intentaba aprovisionarse de agua para luchar contra los incendios.
Si ya es difícil enfrentar las llamas que arrasan con bosques, pastizales y matorrales, aún más lo será si para quienes concurren a combatirlo, además del riesgo que implica desempeñarse en tan extremas condiciones, tendrán que velar por su seguridad frente a situaciones en las que intervienen terceros con fines poco claros todavía. Es esencial que los brigadistas puedan trabajar en un ambiente seguro, hasta donde se puede llamar seguro el combatir el fuego, de modo que es responsabilidad de toda la comunidad generar esas condiciones. En caso contrario, es mucho lo que está en peligro.