Si quiere regalar una mascota, piénselo muy bien
Los cachorros suelen ser encantadores y encandilan a todas las personas que están relacionados con ellos.
Sin embargo, pensar que las mascotas son un buen regalo navideño como reemplazo a una trágica pérdida, compañía a un alma solitaria o sólo como otro individuo más en la colección, es un error imperdonable.
Antes de obsequiar una mascota, se debe tener un acabado conocimiento de la familia que la va a recibir, su grado de compromiso, así como también sobre el conocimiento de la responsabilidad con el animal. Se busca que la mascota se transforme en uno más de la familia y no en un problema que terminará engrosando la creciente población de perros vagos.
Navidad tal vez no sea la mejor ocasión para regalar un perro. Los motivos son varios: las fiestas de fin de año suelen ser un caos al que se suman las actividades de fin de año de los niños mientras otros se preparan para ingresar a la universidad. Con todo lo que sucede, lo último que la mayoría de las familias necesita, es un nuevo cachorro que añadir a la conmoción y estrés.
También se debe considerar la proximidad de las vacaciones. Hay que tener presente que el cachorro implica diversas atenciones, por ejemplo, recién se está acomodando a una dieta sólida y se inicia su período de vacunas por lo que los hoteles para animales no son opción, ya que constituyen un riesgo de transmisión de enfermedades infecto-contagiosas.
Un tercer aspecto que se debe analizar es que las mascotas nunca deben ser una sorpresa, por el contrario, deben involucrar a un dueño comprometido con un ser vivo que requiere atención, cariño y satisfacción de sus necesidades durante toda su vida.
Tampoco debe ser considerado un juguete, ya que los niños pequeños suelen ser bruscos e impulsivos y, al no tener conciencia de sus movimientos, pueden lesionar gravemente a las mascotas, sobre todo a aquellas más débiles como patitos, conejitos o pollitos.
Ahora, el mejor momento para regalar una mascota siempre será aquel en el cual exista plena calma y reflexión. Se espera que la familia adopte a un nuevo integrante con responsabilidad y compromiso, sin consideración de menesteres banales, potenciando sus valores más íntimos que permitan florecer el amor.